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Aparecen los ‘estabilizadores monetarios’, frente a la volatilidad global

Desde Estudio Bein, Federico Furiase resume una semana intensa para los mercados. «A la promesa de intervención monetaria del Banco Central Europeo de la semana pasada, se sumó la pausa en el ciclo de suba de tasas de la Reserva Federal de USA (Fed), el anuncio inesperado de tasa negativa del Banco Central de Japón y la inyección de liquidez del Banco Popular de China vía cepos a los bancos», apunta.
La profundización de la intervención monetaria de los bancos centrales y la expectativa en torno a un acuerdo de la OPEP y Rusia (para reducir la oferta del crudo) devuelven tranquilidad transitoria en un mercado más volátil frente al fortalecimiento del dólar, la incertidumbre en torno al desarme de las burbujas en China y la debilidad de los mercados emergentes como contra-cara del desplome de los precios de los commodities.Frente al estabilizador de la política monetaria expansiva de los bancos centrales, el desplome de las tasas de interés de los bonos soberanos de EE.UU. (1,92%), Alemania (0,33%) y Japón (0,1%), descomprimió la volatilidad financiera en los mercados (con un VIX que bajó desde 27 la semana pasada a la zona de 20) y dio aire a la búsqueda de retornos más altos en activos con mayor riesgo (como acciones), moderando la presión sobre los mercados de moneda y el costo de fondeo de los países emergentes.

De todas formas, el descenso de la volatilidad financiera podría ser una oportunidad para armar estrategias de cobertura de riesgo a un menor costo, en un contexto donde la transición hacia un escenario de liquidez más selectiva frente a los riesgos potenciales (China, petróleo y emergentes), seguirá conviviendo con episodios de tensión en los mercados.

A la promesa de intervención monetaria del Banco Central Europeo de la semana pasada, se sumó la pausa en el ciclo de suba de tasas de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), el anuncio inesperado de tasa negativa del Banco Central de Japón y la inyección de liquidez del Banco Popular de China vía repos a los bancos.

Evidentemente, la volatilidad de los mercados frente al desplome del precio del petróleo y los eventos de salida de capitales desde los mercados emergentes -afectados por la corrección de los precios de las materias primas-, demora la convergencia desde abajo de la inflación a la meta de los bancos centrales del mundo desarrollado. En este contexto, los bancos centrales de Japón y de la Zona Euro intentan aumentar la dosis del estímulo monetario para mantener debilitada la moneda (y así incentivar una recuperación de las exportaciones) y evitar el riesgo de deflación.

El Banco Central de Japón sorprendió con un anuncio de tasa de interés negativa (-0,1%) para las «reservas excedentes» que tienen los bancos depositadas en el banco central, para intentar incentivar, en una segunda vuelta, la alocación de la liquidez en crédito para el sector privado y al mismo tiempo para encarrilar la convergencia de la inflación hacia la meta del 2% i.a., postergada ahora hacia el año 2017. Vale recordar que esta medida se complementa con el programa de compra de activos financiado con emisión monetaria consistente con un aumento de 80 billones de yenes de la base monetaria por año.

Si bien el Banco Central Europeo ya se encuentra en zona de tasas negativas (con una tasa de depósitos de los bancos en -0,3%) y con un programa de compra de activos por 60.000 millones de Euros por mes -en principio hasta marzo de 2017-, el presidente Mario Draghi dejó la puerta abierta para un nuevo refuerzo del estímulo monetario en la reunión de marzo, frente al escenario de baja inflación.

En este contexto, la Fed podría ir más lento en el ciclo de suba de tasas de este año en relación a la proyección de diciembre pasado, que contemplaba 4 subas de 25 pbs consistente con una tasa de 1,375% al final del año, si la aversión global al riesgo, la salida de capitales desde emergentes y la mayor intervención monetaria de los bancos centrales del mundo desarrollado continúan fortaleciendo al Dólar y erosionando la competitividad de las exportaciones netas de EE.UU. Sobre todo si la caída de los precios de la energía y de los precios de importaciones sigue demorando la convergencia de la inflación a la meta. En este contexto, los analistas del mercado de bonos asignan una probabilidad por debajo del 60% de que la Fed suba las tasas en un cuarto de punto durante este año.

El desplome de la tasa de interés a 10 años de los bonos soberanos de EE.UU. por debajo del umbral del 2% frente a la aversión al riesgo y la ausencia de presiones inflacionarias, podría anticipar una Fed siendo más lenta en el proceso de normalización monetaria. En tanto, la desaceleración del crecimiento del PIB de EE.UU. (desde 2% en el tercer trimestre a 0,7% en el cuarto de 2015) podría contribuir, desde el lado de la actividad económica, a demorar el ciclo de la Fed.

Fuente: Portfolio Personal