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Baja la tasa de interés, pero aún no se siente en la economía

En las últimas semanas, la tasa de interés de política monetaria de referencia, la Leliq, cayó a un ritmo más rápido del esperado y cruzó el nivel del 45% (ayer cayó a 43,97%), que había sido el piso desde el 13 de agosto pasado. Si bien se espera que el resto de las tasas -la de préstamos personales, créditos bancarios y descuentos de cheques, por ejemplo- acompañe la baja, la reacción no será instantánea. Mientras tanto, las empresas siguen de cerca lo que ocurrirá con la demanda, que será -según indican- lo que verdaderamente reactive la economía.

«La tasa de Leliq ya venía bajando el año pasado, pero en diciembre se detuvo por el mal contexto externo. A partir de fines de enero mejoró muy fuerte el humor internacional y, con la confirmación progresiva de que la cosecha es muy buena este año en términos históricos, se descomprimió mucho el panorama monetario y cambiario. Las menores chances de que haya una crisis de balanza de pagos influyeron más en la baja de tasas que la expectativa de descenso de la inflación, que no varió mucho en los últimos meses», explicó Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.

Los bancos, cuando invierten en las Leliq del BCRA , tienen un riesgo cero con alta rentabilidad. Esto desincentiva cualquier préstamo a personas o empresas. Por lo tanto, a medida que la tasa de Leliq baja, el costo de oportunidad de prestarle al sector privado cae.

«La de Leliq con la de préstamos no tiene una relación directa o inmediata. En el último tiempo, comenzó a bajar la tasa entre bancos y la de plazos fijos, y de a poco se irá trasladando también a tarjetas de crédito, préstamos personales y cuentas corrientes. Pero, por otro lado, se aceleró el riesgo de prestar, porque la situación económica está complicada y el repago de las deudas se hace cada vez más cuesta arriba. Siempre es así: cuando los bancos tienen que ajustar hacia arriba, lo hacen rápido; y cuando tienen que ajustar para abajo, toman otra velocidad», dijo Christian Buteler, analista financiero.

Las Leliq, además, son letras que se renuevan de manera diaria, mientras que los préstamos son de más largo plazo. «Los bancos esperarán que la tendencia sea confirmada para saber que es una baja constante y no algo puntual que en 15 días se vuelve a disparar», agregó Buteler.

Leandro Mora Alfonsín, director de Faima, que agrupa a la industria maderera, señaló que el hecho de que «la tendencia de la tasa sea a la baja es una buena noticia», pero que el nivel de 45% «sigue siendo alto, considerando que se espera un descenso de la inflación».

«Hay una brecha de tiempo hasta que se acomoden el resto de las tasas para las empresas, que hoy deben pagar entre 57% y 61% para el descuento de cheques en el banco. Con este nivel, se ve que las empresas liquidan stock por debajo de la rentabilidad mínima para cubrir las necesidades de capital de trabajo», agregó.

En la Unión Industrial Argentina (UIA) coinciden en que las tasas altas seguirán así por unos años más, hasta que se normalice la situación. «Hay algunos instrumentos que da el Ministerio de Producción que compensan, en parte, las altas tasas, pero son acotados y son pocas las empresas que acceden al beneficio», dijo Gabriel Vienni, director de departamentos técnicos de la UIA, quien aclaró que la tasa actual tiene más que ver con la inflación pasada que con la expectativa de variación de precios que se espera a futuro.

«La actividad no va a arrancar por la tasa de interés. El inversor necesita para invertir que haya demanda. Si caen las ventas, no hay tasa de interés que le haga a una pyme ampliar su capacidad de producción», agregó Vienni.

Con él coincidió Vicente Donato, de Observatorio Pyme: «El sistema financiero argentino es muy chico, apenas el 25% de las pymes accede al crédito bancario. Lo que tendrá un verdadero impacto en la reactivación es ver cómo avanzan los salarios contra la inflación. Mientras tanto, las empresas saben que la tasa de interés alta llegó para quedarse».

Fuente: La Nación