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El desafío de producir más y mejor con buenas prácticas agrícolas

Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) representan un gran desafío para las nuevas generaciones de productores. Optimizar la productividad en los cultivos y, en forma conjunta, adoptar manejos sustentables obliga a la actividad a ser más consciente con el medio ambiente. Así, con la consigna «Comprometidos con las buenas prácticas agrícolas», se realizó en Marcos Juárez, Córdoba el 2º Congreso Nacional de Fitosanitarios, organizado por la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe).

En la búsqueda de crear conciencia y aprendizaje, los organizadores realizaron una dinámica con estaciones donde se abordaron diversos puntos del manejo sustentable. Además, el encuentro tuvo como objetivo derribar mitos de la comunidad acerca del uso de los agroquímicos.

Sebastián Senesi, de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), indicó que la agricultura «no debe ser solo rentable, sino amigable con el medio ambiente». Y agregó: «Debemos hacer una agricultura responsable que beneficie a la sociedad en su conjunto, si no, nuestro sistema productivo se enfrentará con ella».

Para Federico Elorza, director técnico de Casafe, en los últimos tiempos la forma de trabajar del productor empezó a cambiar. «Mucho de esto tiene que ver con el cambio generacional», explicó. Y añadió: «Las nuevas generaciones son más inquietas, les preocupa el medio ambiente y la salud».

Un ejemplo de esto lo aportó José Luis Tedesco, vicepresidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). Dijo que el programa que impulsa la entidad cuenta con 45 productores que tienen 100.000 hectáreas certificadas con el sello de agricultura sustentable y que adoptaron la norma IRAM 14.130.

Elorza, a su vez, detalló que desde Casafe se vienen realizando más acciones de capacitación sobre aplicaciones. Pasaron de hacer 50 hace cinco años a 500 jornadas en la actualidad. Las falencias más grandes estaban en la cuestión de los envases vacíos, la lectura de las etiquetas y el uso de los equipos de protección personal para cuidar la salud de los aplicadores. «Muchas veces los equipos siempre terminaban en la caja por no saber usarlos, es ahí donde hicimos hincapié», señaló.

«En este momento estamos impulsando la receta fitosanitaria o receta agronómica, es decir que un ingeniero agrónomo recorre el lote y constata si realmente se necesita aplicar o no y qué productos», afirmó. Y agregó: «El aplicar por las dudas debe desaparecer, no solo por BPA, sino también por una cuestión del bolsillo». Elorza destacó que la señalización de los establecimientos con carteles que incorporen información sobre las condiciones de aplicación «es relevante para desmitificar temores».

Acciones

En tanto, respecto de los envases, en el congreso se recordó que está vigente la ley 27.279 y que es de aplicación obligatoria. Según diversas estimaciones, a nivel país 14.000 toneladas de envases por año no se reciclaban. En el último año, de esa cifra, unas 5000 pasaron por ese proceso. El importe de las multas que se imponen a quienes no cumplen con la normativa de lavado de envases van desde los 300 sueldos de un administrativo.

En este contexto, el director ejecutivo de Casafe, Federico Landgraf, dijo que su institución ya certificó más de 600 depósitos, con más de 200 certificados por año. Para el uso responsable de fitosanitarios los equipos de trabajo hicieron hincapié en la protección personal y la lectura de etiquetas. En tanto, con respecto a las camas biológicas (duran dos años y medio), los técnicos señalaron la importancia del lavado de los implementos de trabajo en ese ámbito.

Otro de los ejes del congreso fue la comunicación y la vinculación con la sociedad. Alejandro Fernández, del área de inocuidad vegetal del Senasa, sostuvo que «se debe mejorar la comunicación para que la percepción de la sociedad esté más cerca de la realidad que de sus temores».

El técnico destacó la importancia de los acuerdos entre todos los intérpretes de la sociedad. «Las autoridades deben aprender a comunicar para no confundir más al consumidor con la información que está recibiendo», contó. «Hay fallas en la comunicación, porque durante mucho tiempo no se comunicó», agregó.

En este contexto, la doctora Silvia Martínez, especialista en toxicología y perteneciente a Toxicología, Asesoramiento y Servicios (TAS), precisó que no hay sustancias inocuas, sí formas de protegerse. «No hay agroquímicos seguros, sino formas seguras de utilizarlos», aclaró.

Según las estadísticas, se observó que de 671 casos de intoxicaciones solo 190 pertenecían a causas fitosanitarias: 57 accidentales, 91 laborales, 35 intencionales y 7 de otras cuestiones.

Vale recordar que, en 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) catalogó al glifosato dentro del grupo de productos probablemente cancerígenos para el ser humano. Sin embargo, para la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) y la autoridad europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el agroquímico «no se propone ser catalogado como carcinógeno». Después la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO dijeron que era poco probable el riesgo de cáncer por el glifosato.

En este contexto, para Martín Alonso, ministro de Salud de la provincia de Córdoba, es crucial el trabajo conjunto con la sociedad. «Se debe tratar de entender que el glifosato debe ser bien manejado y así no debería causar ningún problema», indicó. Remarcó que lo importante es que desde el Estado se brinde la mayor cantidad de información posible y así dar tranquilidad a la población.

Por su parte, el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso, precisó que se debe consultar a las provincias al momento de legislar sobre los delitos ambientales. El funcionario firmó un convenio con Santa Fe para coordinar criterios de buenas prácticas agrícolas (BPA). «Se busca armonizar legislaciones, dejando de lado los límites geográficos de ambas provincias», señaló. El convenio tiene que ver con las validaciones entre las provincias de las máquinas agrícolas, aplicadores, ingenieros y cursos que se realicen.

Un trabajo que continúa

En Julio pasado, los entonces Ministerios de Agroindustria, de Ambiente y Desarrollo Sustentable, de Salud, y de Ciencia, Tecnología e innovación Productiva presentaron un documento interministerial sobre Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y aplicaciones fitosanitarias. El trabajo, con 12 principios y 23 recomendaciones, busca ordenar las políticas públicas nacionales sobre la aplicación de fitosanitarios, especialmente en zonas de amortiguamiento.

Este informe propone el fortalecimiento de la articulación institucional, monitoreo ambiental, de los procedimientos para prevenir efectos no deseados en la salud y el ambiente, de la capacitación, de la comunicación pública, del fomento a las buenas prácticas y de la autogestión del sector privado. El plan también es complementar esto con la regulación sobre el registro de productos y la ley sobre envases vacíos de fitosanitarios. Según trascendió, en Agroindustria se trabaja para que a fin de mes se realice el último encuentro de grupo en el que quedará plasmado la guía de acción y los pasos a seguir para el trabajo interministerial y con las provincias.

FUENTE: La Nación