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El Gobierno confía en trabajar junto a Brasil aunque cree que Bolsonaro no será un socio fácil

El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil abrió una nueva etapa de las relaciones bilaterales con la Argentina en la que el gobierno de Mauricio Macri encontrará en el flamante presidente brasileño a un socio político alineado con la derecha, lo que implicará un directo mensaje hacia el kirchnerismo de cara a las elecciones del año que viene. Pero al mismo tiempo se convertirá en un aliado poco fácil y excesivamente imprevisible.

Macri le expresó anoche a Bolsonaro que desea «trabajar juntos por la relación entre nuestros países y el bienestar de argentinos y brasileros». Fue un saludo formal y que se acompañó también por un mensaje de la Cancillería en el que se resaltó a Brasil como «un socio estratégico indiscutible de la Argentina, lo que se refleja en la variedad y relevancia de los temas que componen la agenda común».

Sin embargo, puertas adentro de la Casa Rosada el nivel de incertidumbre y dudas que genera hacia delante la presidencia de Bolsonaro en la Argentina es bastante profundo.

Nadie del gobierno de Macri lo dirá: está claro que preferían que no ganara  Fernando Haddad por ser el aliado de Lula Da Silva y de Cristina Kirchner, pero el triunfo de Bolsonaro desata ahora un gran interrogante para las relaciones bilaterales por lo imprevisible y polémico que resulta ser el nuevo presidente de Brasil.

Allegados a Macri admitieron anoche a Infobae que en Bolsonaro se encontrará un socio interesante pero «nada fácil». Es que Macri no comparte el estilo confrontativo y de discurso polémico que acarrea Bolsonaro.

Desde lo estrictamente económico y comercial en el Gobierno creen que el nuevo presidente de Brasil mantendrá con la Argentina una asociación importante pero no creen que vaya a ser central. Su alineamiento político más bien es proteccionista y en tal caso se abrirá a las grandes potencias unilateralmente más que al compás del Mercosur, entienden en la Cancillería.

De hecho, anoche el futuro ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, admitió públicamente que el Mercosur no será una prioridad para el nuevo gobierno.

Al igual que lo que opinan en la Casa Rosada, los especialistas creen que Bolsonaro no tendrá al Mercosur como eje de su gestión. Marcelo Elizondo, presidente de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, expresó a Infobae que Bolsonaro generará una política más liberal donde «Brasil va a tener una agenda que no estará tan pendiente del Mercosur sino que se moverá con más autonomía».

El ex embajador en Brasil Juan Pablo Lolhé también coincidió en este punto al sostener que «Brasil hará su camino sin depender de la Argentina».

En el Gobierno creen que coordinar una agenda común de Macri con Bolsonaro será fundamental para dar una señal al comercio bilateral y potenciar el intercambio de productos. Aunque en la Casa Rosada temen que el proteccionismo del nuevo presidente brasileño termine jugando en contra de la Argentina más allá de las afinidades ideológicas de derecha que Macri y Bolsonaro puedan compartir. En este sentido, el ministro de Producción Dante Sica será una pieza fundamental en este entramado ya que es uno de los pocos funcionarios del gobierno de Macri con mucha llegada a la poderosa federación de industriales de San Pablo.

Desde el plano de la defensa es más probable que haya puntos en común. Después de todo Bolsonaro es un ex militar al igual que su vicepresidente. El ministro de Defensa Oscar Aguad expresó anoche a Infobae que «ambos países tienen emplazados sus intereses estratégicos desde hace un buen tiempo y es de esperar que esto continúe; la sinergia entre Brasil y Argentina es muy importante para ambos países y la región».

En este sentido, hay una agenda común para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en la Triple Frontera que Bolsonaro apoyará, al igual que el reclamo de la Argentina por las islas Malvinas.

En lo nuclear Argentina mantiene la delantera frente a Brasil, aunque el proyecto de un submarino nuclear que tiene el país vecino será apoyado por Bolsonaro como una muestra de fortaleza frente a Estados Unidos ya que este tema inquieta mucho a Washington, según señalaron fuentes diplomáticas argentinas.

Los almirantes brasileros a cargo del proyecto del submarino nuclear creen Bolsonaro apoyará esa línea y Argentina tiene allí una gran oportunidad de mediar al ser un país más creíble en materia de no proliferación que Brasil. De hecho, la Argentina presidirá la conferencia del Tratado de No Proliferación nuclear que es capital para Washington y tiene al embajador Rafael Grossi como candidato para dirigir el OIEA, que cuenta con el respaldo de muchos países y que es amigo de Brasil.

Desde el plano de la política de los derechos humanos, un tema en el que Bolsonaro ha sido fuente de polémicas y ataques de los organismos de derechos humanos y la izquierda latinoamericana, en el Gobierno esperan que no haya ningún tipo de sorpresas o sobresaltos en las relaciones bilaterales. Confían en la Casa Rosada en que la lucha contra el régimen de Venezuela se fortalezca en la región con la presencia de Bolsonaro aunque temen que en el reclamo el nuevo presidente de Brasil sobrepase el equilibrio diplomático que Macri vino planteando hasta ahora y esto ponga en juego su liderazgo regional.

El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, explicó ayer a Infobae que «Brasil siempre fue y será el socio más importante de nuestro país. Nos unen lazos históricos que debemos seguir promoviendo. Bolsonaro ya manifestó su interés en cultivar una estrecha relación y eso haremos. El tiempo irá marcando el camino», dijo.

En vistas a un futuro incierto e imprevisible por lo intempestivo de la personalidad de Bolsonaro, el secretario de Derechos Humanos fue tajante: «Esperemos que el nuevo gobierno de Brasil transite por el camino del respeto y la ampliación de derechos. La región debe ir hacia una agenda de la democracia que consolide a las instituciones y nos contenga a todos».

El secretario de Derechos Humanos del gobierno bonaerense y ex relator de la OEA, Santiago Cantón, se mostró más cauto en este punto y en diálogo con Infobae dijo: «Más allá de los avances del aislacionismo en la última década, el único camino que nos puede asegurar progreso y crecimiento en el mundo actual es la integración de Sudamérica. Espero que América del Sur logre fortalecer su integración más allá de las diferencias ideológicas temporales entre nuestros países».

En el Gobierno descontaban anoche que Brasil saldrá en lo inmediato del limbo político en que se encontraba ya que la expulsión de Dilma Rousseff y la presidencia interina de Michel Temer no le daban a la relación bilateral ni al Mercosur una solidez permanente.

En este sentido, el secretario de Trabajo Jorge Triaca resaltó a Infobae que «un presidente electo ordenará mucho el vínculo y despejará incertidumbres».

El primer punto puede que sea factible. Un presidente electo ordenará las relaciones bilaterales. Pero la idea de que Bolsonaro despejará incertidumbres aún está lejos de ser ratificada. Más bien hay un horizonte de nubarrones y dudas.

FUENTE: Infobae