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Integración y pymes, la clave en latinoamérica

Arancha González Laya, director Ejecutivo del International Trade Centre, analiza qué pueden hacer los países de la región por el cierre de las economías centrales.

 La recesión económica de América latina parece haber tocado fondo. Para este año, se prevé un crecimiento positivo, aunque modesto. Pero mientras la región se recupera del fin del ciclo de las materias primas, una nueva amenaza pesa sobre las perspectivas de crecimiento: el proteccionismo y el nacionalismo económico.En un momento en el que los gobiernos, desde Buenos Aires hasta la Ciudad de México, están comprometidos con el comercio abierto y la rectitud fiscal y monetaria, estos pilares de la ortodoxia económica han caído en desgracia en la ciudad que dio nombre al Consenso de Washington.

Sin embargo, lo cierto es que más del 40% de toda la mercancía exportada desde América latina y el Caribe está destinada a los Estados Unidos. En México y Centroamérica, la cifra se aproxima al 80%.

Muchas economías de América latina se han visto afectadas por el escaso crecimiento del comercio mundial incluso antes de 2016; todas tienen interés en la preservación de la economía global abierta. A propósito, lo mismo ocurre con los Estados Unidos, que envía un quinto de todas sus exportaciones de mercancías a América latina y el Caribe, junto con una importante inversión extranjera directa y un superávit en el comercio de servicios.

En este marco, ¿qué pueden hacer los gobiernos de América latina en medio de la compleja política comercial actual y qué deberían hacer los latinoamericanos?

En primer lugar, los gobiernos de la región y los líderes empresariales deberían abogar fuertemente por mantener los mercados globales abiertos. En segundo término, y esto se encuentra por completo bajo su propio control, pueden hacer que décadas de esfuerzos de integración regional algo reticentes fructifiquen. La profundización del comercio y las inversiones intrarregionales fomentarían el desarrollo de las cadenas de valor en toda la región, y posibilitarían los aumentos de productividad que vienen con una mayor especialización y escala.

Dentro del continente, es posible avanzar en la integración de América latina, con mayor convergencia entre la Alianza del Pacífico y los bloques del Mercosur. Los procesos externos también pueden ayudar a impulsar la integración intrarregional. Por ejemplo, retomar las prolongadas negociaciones con la Unión Europea podría ayudar a fortalecer los flujos de comercio e inversión dentro del Mercosur.

Cómo lograr un comercio inclusivo: las pymes son la clave

Las pymes ocupan entre el 60% y el 70% de la mano de obra, y constituyen la gran mayoría de las empresas en todos los países. Las firmas más pequeñas tienden a tener niveles de productividad y salarios más bajos que las grandes. Pero, mientras que las pequeñas empresas europeas tienen una producción de dos tercios de la producción de sus competidores nacionales más grandes, la cifra en América latina se acerca más al 20 % o al 30 %.

Reducir esta «brecha de productividad» aumentaría los ingresos en el gran segmento de la fuerza laboral con bajos salarios, al tiempo que contribuiría al crecimiento global y la competitividad. Las pequeñas y medianas empresas que comercian sus productos a través de las fronteras, o se unen a cadenas de valor internacionales, tienden a crecer más rápido, contratar más personas, pagar salarios más altos y ser más productivas.

Por definición, las pymes se ven más afectadas por los costos fijos relacionados con el comercio, ya sean derivados de los aranceles aduaneros o del cumplimiento de las normas. Por lo tanto, se beneficiarían en gran medida de la integración regional, ya que reduciría los costos de las actividades comerciales.

Un análisis realizado por el Centro de Comercio Internacional sugiere que la coordinación reglamentaria de los alimentos frescos podría ayudar a desbloquear u$s 15.000 millones en posibles actividades comerciales intrarregionales, señalando un programa de reformas de alto retorno que la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) podría aprovechar.

Los mercados abiertos

Mientras que las grandes empresas latinoamericanas suelen estar a grandes distancias de las economías más importantes, como sus principales mercados de exportación, las pymes que participan en el comercio internacional tienden a hacerlo dentro de la región. Facilitar las barreras al comercio y la inversión regional ayudaría a más pymes a seguir las huellas de las multilatinas argentinas con las que cuenta el país y que lograron dejar su huella en el mercado internacional.

Antes de la reciente recesión, muchos países de América latina habían progresado en la reducción de la desigualdad económica. En el entorno global menos favorable de la actualidad, una acción concertada a nivel regional para expandir el comercio, junto con el objetivo de garantizar que las pymes puedan participar en los logros, contribuiría tanto al crecimiento como a la inclusión.

La política económica que se adhiere a los principios de la ortodoxia sin ofrecer oportunidades a grandes sectores de la sociedad se encuentra condenada al fracaso. Las economías avanzadas están aprendiendo ahora del riesgo que esto representa. Por caso, es una película que los latinoamericanos ya han visto en reiteradas ocasiones. Los mercados abiertos, el crecimiento inclusivo y sostenible, y las sociedades tolerantes son el único camino para avanzar. No podemos dejar atrás a nadie.

FUENTE: Cronista