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La economía en 2018: alertas y oportunidades para las pymes

Ya se ven señales positivas que abren expectativas para el año próximo: recuperación en la industria y el comercio, y una mejora en el ánimo de consumo.

Las pequeñas y medianas empresas finalizarán 2017 con un balance ‘regular’ aunque con expectativas positivas para 2018. El año empezó muy mal y la recuperación se demoró bastante más de lo esperado, pero en los últimos meses comenzaron a observarse tibias señales de recuperación en la industria y el comercio, y una mejora en el ánimo de consumo de las familias, que animan a proyectar un 2018 como mínimo ‘bueno’.

El empresario pyme tuvo un año duro, con pocas ventas, subas de costos, fuerte presión fiscal y en algunos sectores industriales como el textil o muebles, se agregó el ingreso de productos importados que están restando mercado al fabricante local.

Pero a la coyuntura adversa se sumaron dos datos positivos recientes que animan a mirar de manera favorable hacia adelante. Por un lado, señales que estarían indicando que lo peor de la crisis quedó atrás y comienza un sendero de recuperación que de a poco irá cobrando potencia. Por otro, políticas públicas activas que apuntan a reducir la carga impositiva, a bajar los costos laborales y a darle mayor eficiencia a todos los procesos burocráticos vinculados a la empresa.

¿Alcanza? Aún no. Si bien hay un Gobierno preocupado e involucrado por el futuro de la pequeña empresa, fueron muchos meses de caída en la actividad económica y de deterioro en las condiciones de las pymes. La recuperación todavía no tiene ni la fuerza necesaria para terminar de reacomodar la situación del empresario, ni se extiende a todo el universo de las pequeñas y medianas empresas. Tanto en la industria como en el comercio, la mitad de las compañías no logran crecer. En las economías regionales, la mayoría de los sectores tienen serios problemas de competitividad y en el sector turismo los últimos dos fines de semana largo del año fueron muy buenos. Tener una buena temporada de verano sería fundamental para reacomodar al sector.

Perspectivas 

Con diciembre casi consumado, es inevitable poner la mirada en 2018. Y lo que se ve desde el sector empresarial es incierto. Hay una Ley Pyme que ayuda y le da oxígeno a todas las empresas que se inscribieron, pero hay una política financiera que al mismo tiempo ahoga. Mientras se presentaba la reforma fiscal y laboral, el Banco Central anunciaba que a partir de enero de 2018 se comenzará con un proceso de disminución gradual de la línea de crédito productivo. El objetivo es que a fines del año próximo ya no exista este esquema, por el cual los bancos debían prestarles obligatoriamente a las pymes a una tasa subsidiada del 17%.

La medida es muy mala para el sector, porque hoy por hoy es su principal fuente de financiamiento. Además, encuentra a las empresas muy deterioradas financieramente, muchas de las cuales usaban ese instrumento para descontar cheques y hacerse de liquidez.

El segundo frente de incertidumbre es lo que suceda con la demanda. Está descontado que la economía en 2018 crecerá, pero no está claro cuánto de ese incremento llegará a las pymes. En 2017 como el consumo estuvo muy traccionado por la obra pública y el agro pampeano, el derrame hacia las pymes fue lento. En octubre las ventas minoristas crecieron 1,6% anual. Pero ya en noviembre el crecimiento fue menor, sólo 0,4% anual y con menos proporción de empresas en alza.

¿Qué sucedió? Hay varios efectos para ir observando. Por un lado, la mayor oferta de crédito hipotecario, que socialmente es una medida muy buena y empuja sectores vinculados a la construcción, más que nada refacciones y pequeñas obras. Pero también aumenta los niveles de ahorro de las familias y reduce los niveles de consumo. No se puede juzgar como negativa la medida, porque no hay mayor prioridad que cubrir el déficit habitacional que es muy grande en la Argentina, pero la economía está en un contexto de baja competitividad y rentabilidad donde los comercios y las industrias pyme necesitan vender grandes volúmenes para mantener una ecuación equilibrada. Y eso no está siendo posible en el mercado actual.

El comercio también se ve afectado por la fuga de compras hacia países vecinos como Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil e incluso Uruguay, aprovechado los mejores precios.

Claridad

Por ahora no se observa que esas condiciones vayan a cambiar en los próximos meses. Lo mismo que con la inflación y las subas de costos, que se están desacelerando pero su incidencia sigue siendo elevada. Y para sumar incertidumbre, el acuerdo comercial con la Unión Europea es una preocupación latente para muchos industriales.

Claro que hay datos positivos también. A diferencia del año pasado se espera iniciar enero en crecimiento, suave pero crecimiento al fin, y hay buenas perspectivas para la economía brasileña, donde se está proyectando que podría crecer en torno al 3%.

Esa es una excelente noticia para las pymes exportadoras, que tienen a ese mercado como principal destino. Significará un incremento en las exportaciones que vienen muy desplazadas y ayudará a ampliar el mercado interno que es reducido y hoy no alcanza para darle a las pymes la vitalidad que necesitan.

Argentina tiene un universo de pequeñas y medianas empresas que invierten, crean empleo y tratan permanentemente de poner en signo positivo el ciclo económico. Si la macroeconomía y las políticas públicas ayudan, y el empresario pone estrategia de su parte, el 2018 debería ser un punto de inflexión para volver a fortalecer a las pymes.

Presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME)

FUENTE: Ámbito