La industria del juguete se renueva y apunta a exportar
El objetivo de la industria es que el 30% de la producción local se despache al exterior. Bolivia, México y Uruguay, en la mira.
Por la mejora en el tipo de cambio, la reconversión de los procesos productivos, los fabricantes de juguetes duplicaron las exportaciones en 2017 y van por más. Es un sector integrado por unas 200 pymes, muchas de ellas familiares de largo recorrido, que en conjunto facturan US$147 millones al año y que hoy orientan sus esfuerzos a recuperar mercados en la región para compensar la caída en las ventas en el país. “Si bien el total exportado representa el 5% de la facturación, el objetivo de la industria es que el 30% de la producción local se destine a otros países”, resume Matías Furió, presidente de la CAIJ (la cámara sectorial) y de Megaprice.
Los jugueteros argentinos se especializan en juegos de tablero, bloques de encastre y productos didácticos, entre otros. Hay casos notables, como el de Mis Ladrillos, la firma pionera en el país en fabricar piezas de construcción y que desde 2004 incursionó en el exclusivo mundo de la robótica. Hernán Mayolas, su CEO, explica que en ese nicho “tenemos ventajas y precios competitivos y hay pocos competidores nivel mundial”, dice, entre ellos el coloso danés Lego, una de las líderes globales junto a Hasbro y Mattel (ver abajo).
Desde 2017, Mis Ladrillos exporta a varios países en forma directa o por convenios, entre ellos EE.UU., México, Paraguay y Ecuador. Mayolas cree que existen las condiciones para recuperar mercados, “que se perdieron en los últimos años por el incremento de los precios en dólares”. Y remarca que, además de cierta recuperación en el tipo de cambio, “en nuestro caso, encontramos un nicho de valor agregado para competir”.
Estas iniciativas se superponen con acciones encaradas por las cámaras sectoriales para incrementar las exportaciones. Estimaciones de la CAIJ indican que los tres principales destinos concentran el 68% de las ventas al exterior: Bolivia (38%), México (19%) y Uruguay (12%). Detrás aparecen EE.UU. (8%), Chile (7%) y Brasil (6%). El informe enumera varios casos de éxito, pero subraya “el de dos empresas nacionales altamente competitivas, como Calesita y Biemme, que lograron internacionalizar su operatoria en Brasil y hoy producen para los dos mercados”.
El mercado brasileño es un desafío. Por caso, Ruibal cerró un acuerdo para exportar juegos de tablero a Brasil, pero su director comercial, Diego Ruibal, aclara que se hace por medio “de un socio que compra las piezas plásticas”, que se empaquetan en destino traducidos al portugués. El empresario recuerda que en 2002 la firma llegaba a 14 países de la región, “que se fueron perdiendo por el retraso cambiario”. En este nuevo escenario, sostiene que “el objetivo es crecer exportando más” y que están en conversaciones para desembarcar en Chile y Perú.
“Cuando la industria empieza a mirar afuera es porque adentro las cosas no están del todo bien”, interpreta Alejandro Macchiavello, CEO de Caupur, controlante de la marca Duravit. Esta empresa prioriza el mercado interno y rechaza ofertas para exportar. “Tenemos la capacidad instalada al máximo y solo vendemos en Uruguay. Recibimos ofertas para ir a Chile, Brasil y Perú, pero no las podemos aprovechar por un tema de estructura”, agrega.
Duravit (1945) y Mis Ladrillos (1953) son dos de las marcas nacionales de mayor recorrido en el rubro. Lo mismo que Rasti (1965), que “en la década del 80 llegó a exportar el 35% de la producción, con llegada a países como EE.UU., Inglaterra, Sudáfrica, Marruecos y Brasil”, dice Daniel Di Mare, uno de los socios de la firma. Rasti rivaliza conMis Ladrillos y Lego en los juegos basados en bloques de construcción. La empresa acaba de trabar una alianza con una distribuidora paulista (Kosmika) para reingresar a Brasil. “La última vez que lo hicimos fue en 2008, cuando frenan el ingreso de juguetes argentinos a ese país”, detalló el empresario.
Las relaciones comerciales entre los principales socios del Mercosur siempre fueron complejas. “Las industrias brasileña y argentina son similares, pero hay casos muy notables, como Calesita Argentina, Biemme y Sudamericana, que instalaron fábricas allá y les va muy bien”, comenta Furió. Sobre el resurgir de las ventas al exterior, el titular de la CAIJ sostiene que hay varios factores: “Bajaron los aranceles a la importación de maquinaria y los precios hoy son más competitivos”, describe.
El mercado interno no repunta. Según la CAME (la cámara del comercio minorista), las ventas de juguetes cayeron 1,5% el año pasado, con una mayor incidencia del importado. Sin ir más lejos, entre enero y octubre el ingreso de mercadería desde el exterior experimentó una suba del 33%, medido en unidades. “El mercado está sobreofertado y esta sobreoferta genera incertidumbre en precios y plazos”, se lamenta Macchiavello, de Caupur. De larga trayectoria en el negocio, este empresario dice con cierta resignación: “En estos momentos hay que bancársela”.
La industria local del juguete no es pareja. El comercio exterior no es para todos, es decir, “hay fabricantes que siempre se dedicaron al mercado interno y encuentran un panorama complicado por la caída de las ventas”, explica Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market. Y este grupo de jugueteros padecen, además, el incremento de las importaciones, principalmente desde China (90% del total).
El ranking de las importaciones es liderado por los kit de juegos, triciclos y patines, cotillón, muñecos y artículos inflables, según datos de la Aduana. “Precisamente, la mayoría de la mercadería que ingresa al país compite directamente con la producción local”, subraya Di Pace y añade que “no todas las empresas tienen la posibilidad de exportar”.
Desde la CAIJ, sin embargo, señalan que el mercado interno está dividido por mitades entre la producción local y los importados..
Hasbro y Mattel también juegan de local
Con el aval del Gobierno, el sector juguetero alcanzó un acuerdo con los gigantes norteamericanos Hasbro y Mattel para fabricar localmente algunos juegos de mesa para destrabar importaciones. Hasbro es la creadora del célebre juego de las finanzas Monopoly y las licencias de Star Wars, Marvel y My Little Pony. Por su parte, Mattel es dueña de Barbie y del juego Pictionary, que en la Argentina es producido por Ruibal. “Nos vendieron la licencia y estamos trabajando en conjunto para otros juegos de mesa”, dijo Daniel Di Mare, socio y gerente de Marketing de la firma.
FUENTE: Clarin