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La precariedad laboral recobró impulso y creció el empleo temporario

De acuerdo a un reciente informe, en el año electoral se recuperó la estabilidad laboral, pero se quebró en el primer semestre de 2016.

Un análisis del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES) sobre el mercado de trabajo en la Argentina, destaca que «existen múltiples indicadores que denotan la carencia de sustentabilidad en la forma de contratación de personal».

Uno de ellos es el del empleo informal, que en el caso de los asalariados encontró un piso duro de perforar en un tercio de ese mercado.

Pero también se asocia la precariedad del trabajo al tipo de relación vinculada con el cuentapropismo, tanto de autónomos como de monotributistas, como una forma de eludir el impuesto al empleo en relación de dependencia.

En el primer semestre, 1 de cada 20 trabajadores registrados lo hizo a plazo fijo. De las incorporaciones, esta modalidad representó casi 1 de cada siete.

A esa lista IDELAS agrega la contratación de personal por un plazo fijo, en forma directa, o a través de una agencia colocadora de empleos, cuya serie del Ministerio de Trabajo lleva desde fines de 2001.

De acuerdo a esa serie, «en los dos primeros trimestres de 2016 acusó un incremento de la dotación ocupada a plazo fijo a 1 de cada 20 ocupados y, peor aún, se mantuvo en más 15 de cada 100 personas de los que entraron al mercado en relación de dependencia en ese lapso».

El estudio de IDELAS señala que «el mercado de trabajo presenta una singular volatilidad, la cual no siempre aparece asociada al ciclo económico, como es el caso de la proporción de las diferentes formas de contratación del empleo privado: por tiempo indeterminado, a plazo fijo y a través de agencia de personal».

Y resalta que «el pico de la proporción de ocupados por tiempo indefinido se anotó en el peor momento de la depresión económica de 2002, con un nivel superior al 96% del total».

Desde ese momento la estadística oficial reveló una «singular devaluación del mercado laboral, que coincidió con la etapa de mayor aumento de la actividad económica, al punto que el índice de personal con duración indeterminada descendió a 92,8% en el tercer trimestre de 2008″.

Y pese a que el ritmo de incremento de la generación de riqueza empezó a debilitarse, volvió a repuntar el indicador de estabilidad laboral, hasta tocar nuevamente el umbral de poco más de 96% cuatro años después, explica el informe relevado por Infobae.

A partir de ahí, en un contexto de claro estancamiento del PBI, IDELAS detectó que «las empresas optaron por virtualmente sostener la nómina de personal, pero acusaron mayor propensión a la contratación de empleados por tiempo determinado y a través de agenciasde colocación de personal.

Ese proceso se detuvo parcialmente a partir del primer trimestre de 2014, hasta que en el siguiente año electoral volvió a repuntar la estabilidad laboral, pero se quebró en el primer semestre de 2016».

Sin embargo, la casa de altos estudios advirtió un indicador alentador: «En ese último período se atenuó apreciablemente la tasa de entrada del personal contratado al rango de un dígito porcentual, con 8,95% de esa nómina, luego de haber superado el 11% en los dos años previos, y cayó a 7% en julio».

También observó que «la tasa de entrada de personal de agencias de empleo se redujera en junio al menor nivel de la serie histórica, con poco menos de 2% del total de ese segmento, luego de haberse ubicado en el rango de dos dígitos altos en los dos años previos para el caso puntual de ese mes, y de poco más de 10% en el primer semestre de 2015 a menos de 5% un año después».

Un movimiento similar de desaceleración también registró el Ministerio de Trabajo en las tasas de salida de personal contratado de modo precario, aunque mantuvo proporciones superiores a las observadas en el caso del personal ocupado por tiempo indefinido.

El estudio de IDELAS concluye que «una de las razones que se esgrimen a menudo como impulsor del empleo contratado o a tiempo parcial de prueba extendida vía agencias de empleo, es las elevadas cargas patronales sobre la nómina salarial».

También responsabiliza a la «resistencia de gran parte de la sociedad en general, representada por los legisladores, y también de un amplio sector del sindicalismo, que sólo representa a los trabajadores formales -pese que conoce mejor que nadie la situación y los casos de los puestos ilegales-, a plantear un cambio de las normas laborales, en particular en lo vinculado con la eliminación del denominado impuesto al trabajo».

Y agrega el informe privado: «Se sabe que uno de los beneficios de un cambio de régimen sería el incentivo a la disminución del empleo precario, tanto de modo contratado, como principalmente en negro, amén que contribuiría al aumento del salario promedio y de la productividad laboral, pero también que el costo inicial es elevado para el estado y los sindicatos, porque verán disminuidos en una etapa inicial sus ingresos, hasta que aumente más que proporcionalmente la totalidad de aportantes».

FUENTE: Iprofesional