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Una quijotada bien sustentable

En Esperanza se inició el proceso de construcción de las torres para los molinos de generación de energía eólica de los parques patagónicos. Apuntan a proveer al mercado regional generando nuevas fuentes de trabajo que permitan desarrollar el potencial de nuestro país.

De un total de 113 países, Argentina ocupa el lugar número 45 en la lista de naciones con capacidad instalada para la generación de energía eólica. No estaría mal, si no fuese porque contamos con el recurso vital para desarrollar esta fuente de energía: mucho viento, fuerte y constante.

 

A nivel regional, estamos bastante más atrás que nuestros vecinos. De hecho, a fines de 2016, el país constaba con una potencia instalada de apenas 279 MW, frente a los 1.440 MW de Chile (puesto 27) o los 1.210 MW de Uruguay (puesto 28). Bastante más atrás de los líderes latinoamericanos, donde lidera Brasil (puesto Nº 9) con 10.800 MW, seguido por México (puesto 18) con 3.709. Y mucho más lejano todavía de la Champions League de la energía eólica que lidera China con 168.730 MW, siendo el 34 % de la generación de esta energía a nivel mundial.

 

Por eso, nuestro país comenzó a dar pasos firmes para retomar algo del tiempo perdido, a través de la sanción de una ley y del programa oficial RenovAr de energías renovables 2016 a 2025 de apoyo a la energía eólica, solar y la biomasa.

De la idea a la realidad

En 2011, avizorando que esta tendencia mundial tarde o temprano iba a llegar al país, el esperancino Jorge Simonutti decidió tomar cartas en el asunto. Si bien su empresa estaba especializada en el diseño y fabricación de recipientes sometidos a presión para la industria del petróleo, el gas y la química, entendió que estaban en condiciones de emprender el desafío. Es que desde 1984 venían prestando servicios de rehabilitación de cilindros y tanques de GLP, por lo que tenían la matriz para largarse.

 

“Con más de 30 años de trayectoria en los negocios, exhibimos los máximos estándares de calidad en la industria metalmecánica, contando con Certificación ISO 9001:2008 y Estampa ASME, entre otros”, cuentan con orgullo. Eso les permitió exportar sus productos a Latinoamérica y el sur de África, operando plantas de fabricación propias en Argentina y Paraguay, así como un joint venture industrial en Sudáfrica.

En diálogo con Campolitoral, Simonutti explicó los pormenores de la apuesta. “En consonancia con los progresos mundiales en fuentes renovables de generación de energía, nos propusimos ser una empresa comprometida en la construcción de nuevas matrices energéticas ecológicamente sustentables. Bajo esta visión, y a partir de las competencias centrales de la empresa, se creó la unidad de negocios de energía eólica, la cual construye y provee torres estructurales para aerogeneradores, conforme a los diseños y especificaciones del cliente”.

 

Apuesta fuerte

Merced a una fuerte inversión mixta, la fabricación de torres eólicas comparte los principales procesos productivos con las otras unidades de negocios de la empresa (corte, rolado, soldadura, trazado, etc.), “lográndose un alto nivel de complementación sinérgica”. Vale destacar que tuvieron que montar una verdadera “mole” para la construcción de las torres, y mientras terminan de dar los últimos detalles a la planta, (que incluyen el taller de pintura, entre otras cosas), ya arrancaron con la fabricación. Es decir que el emprendimiento implica un doble desafío logístico: armar la fábrica y comenzar a construir al mismo tiempo.

 

Para lograrlo, tuvieron que implementar los más elevados estándares de calidad, con especial atención a las operaciones más críticas, como ser el control de planitud, el paralelismo y la concentricidad en las secciones de las torres, estrictas tolerancias de fabricación de los componentes, soldaduras automáticas, preparación de superficies y la terminación final de pintura, entre otros.

 

“Este sistema de calidad asegura un producto terminado capaz de satisfacer los más elevadas requerimientos y expectativas de clientes que buscan un socio confiable para la construcción y provisión de sus torres estructurales para aerogeneradores”, aseguran desde la empresa.

 

Idas y vueltas

Simonutti no oculta su entusiasmo, aunque tampoco se calla las críticas al proceso político que “frenó” el desembarco de estas tecnologías. “Arrancamos con la posibilidad de introducir las torres eólicas en 2011. Hicimos las dos primeras y se paró todo, porque el gobierno anterior creía que era mejor traer los barcos con gas natural licuado; pero este nuevo gobierno apuntó a las energías renovables, (eólicas, solares y biomasa). Apareció entonces la empresa número uno del mundo, desarrolladora de parques eólicos que nos vino a ver, y aunque nuestra estructura era muy chica para hacer algo tan grande y a esa cantidad, nos sugirieron una alianza. Así nació ISAE SICA y empezamos a producir, y ya llevamos 5 meses de construcción, para estar acorde con los clientes”, se sorprende.

 

También enfatiza el hecho que los clientes son grandes multinacionales que son muy exigentes en la calidad del producto. “Tienen cero tolerancia a los detalles, se fijan en cada detalle a través de inspecciones permanentes en el control de calidad. Ahora empezamos la producción con personal y protocolos nuevos, recién a mediados de marzo estimamos estar trabajando a full”, anticipa.

 

El empresario aclara que la empresa que los contrató, lo hizo por dos años y medio, ya que necesitan unas 100 torres al año, “por eso, cuando agarremos el ritmo lo podremos hacer, e inclusive ir un poco más allá, llegando a una producción de un poco más de 130, con 400 cuerpos, ya que son un promedio de 3 tramos por torre, unos 400 tramos por año estaremos en condiciones de hacer”, se entusiasma.

 

Plan de negocios

Para Simonutti, algo fundamental es que el emprendimiento es sustentable por todos lados, ya que tampoco implica ni un peso del dinero de los contribuyentes. “Está el financista que financia la obra, el generador del parque (la española VESTA), y los fabricantes, que somos nosotros, y el gobierno no pone un peso. El financista empieza a cobrar recién cuando se conecta a la red de alta tensión. Por eso nos preguntamos porqué no se siguió haciendo”, insiste con impotencia. Y agrega que se trabaja con contratos a 20 años, con la ventaja que el megavatio generado por una empresa nuclear o hídrica sale U$S 120, mientras que el que se genera con energía eólica sale la mitad, además de no contaminar. “Ya hay países como Dinamarca o el mismo Uruguay que tiene casi el 80 % de su energía con base eólica. Se viene una temporada muy buena, se está pensando en el mercado de Chile, Bolivia, Perú y Colombia que se atenderán desde Esperanza. Las inversiones fueron muy grandes, cuando respiremos un poco tendremos otras alternativas de trabajo”, explicó.

 

“Siempre hicimos todo a pulmón”, dice en referencia a los casi U$S 20 millones que requirió la inversión conjunta con los españoles para poner en marcha el proyecto. “En la segunda etapa van a entrar unos 130 empleados directos, además de los 190 que ya tenemos. Es que si no arriesgás te vas retrasando y vas desapareciendo”, sintetiza en referencia a su ADN emprendedor.

 

Paso a paso

Néstor Montu es el responsable de producción de este emprendimiento. Nos explicó que el proceso empieza con la llegada de las chapas de acero (provienen de China) “que ya nos llegan cortadas y se meten en el rolo. Las rolamos para formarlas y las revirolamos para dejarlas bien cilíndricas. Luego van a las líneas de crecimiento con las bridas a las virolas. Entre medio de las virolas se sueldan mediante un proceso conocido como arco sumergido circunferencial. Así va avanzando el tramo con una nueva virola. Son tramos de más de 30 metros y de 30 toneladas. Una torre está compuesta por tres o más tramos, y apuntamos a una capacidad de fabricación de 8 a 10 tramos semanales. Este es un hermoso desafío, el tema de las energías renovables es lo que se viene”, manifestó sin ocultar su entusiasmo.

 

Características técnicas

Son torres compuestas de 3 y 4 tramos, de hasta 83 metros de altura y de un diámetro de hasta 4.500 mm. Requieren de un tipo especial de acero, una soldadura especial, y se les coloca por dentro una escalera, luces y sensores de todo tipo. Son auditadas bajo los más estrictos controles de calidad.

 

Potencial

El potencial eólico del país es muy grande y si bien aún sus aportes son escasos, la Ley Nacional 26.190 establece un Régimen de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica. Para el año 2020, las proyecciones indican que se podrían alcanzar los 1.000 MW eólicos de capacidad instalada para la generación eléctrica. Este recurso energético es renovable, en el sentido que no se agota por su uso, y es compatible con otros usos del terreno, como la ganadería y la agricultura. Además, es de libre acceso y abundante en muchas zonas del planeta, sobre todo en el sur de nuestro país.

 

FUENTE: Campo Litoral