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Con precios en alza y Macri en baja, Wall Street desconfía otra vez de la economía argentina

Aunque la mayoría de los grandes bancos de inversión de Wall Street se manejan con encuestas que le otorgan a Mauricio Macri las mejores chances de ser reelecto en octubre, algo cambió en las últimas jornadas. En algunas de esas mismas entidades se percibe un clima más negativo hacia la Argentina.

Tanto es así que en Nueva York indican que el proceso de dolarización preelectoral -que se esperaba para mayo o junio, una vez que se supiera si CFK correrá (o no) en las próximas elecciones– podría haberse adelantado. En todo caso, los analistas observan con lupa si esa dinámica puede activarse.

Hubo distintas novedades que impactaron e influenciaron sobre los más pesimistas, pero sin dudas todo arrancó con la divulgación de una inflación del 2,9% en enero, que fue superior a la esperada. A eso se suma la certeza de que el índice se mantendrá mucho más allá de lo deseado, al menos, hasta abril.

Alejandro Catterberg, acaso el analista político más escuchado por los analistas de Wall Street, se lo dijo con todas las letras a uno de sus clientes: «Si me pregunta respecto a cómo veía la situación hace un mes, le digo que hoy yo estaría más preocupado que entonces».

El director de Poliarquía respondía a la inquietud de un financista. Se sabe, los inversores internacionales tienen todas sus fichas puestas a la reelección de Macri. Hasta el momento, las encuestas que llegan al centro financiero internacional dan por triunfador al actual jefe de Estado en un eventual balotaje contra Cristina Kirchner. Por un escaso margen, pero ganador.

Aun así, en las últimas jornadas, el humor fue rotando. Varias cuestiones cambiaron la percepción de los operadores. Algunas sobre las cuales el Gobierno no puede hacer nada -como sobre los flujos financieros globales- y otras donde claramente se evidencia un disconformismo por parte de los inversores, inclusive en la arena política.

Uno de los analistas de un banco europeo de gran penetración en Wall Street fue al grano, ante la consulta de iProfesional: «Arrancamos el año con un Gobierno que parecía tener la pelota dominada aprovechando la buena performance de los mercados internacionales. Que había sorteado la organización del G20; y había salido exitoso en su objetivo de mantener la paz social en el siempre convulsionado diciembre», comienza a relatar.

Y prosigue: «Durante enero, todos nos preguntábamos hasta dónde el Banco Central podría bajar la tasa de interés. Si compraría dólares en el mercado o reduciría encajes. Y si utilizaría el boom turístico para lanzar la campaña y ganarle de mano a la oposición. Ahora la agenda cambió, estamos en otra página», concluye la fuente.

En concreto, la percepción que va ganando terreno en el «mercado» refiere que, en lugar de seguir acaparando las miradas y llevando con suficiencia la gestión, el Gobierno ha vuelto a perder la agenda pública.

Eso ocurrió cuando, a mediados del mes pasado, el Indec dio cuenta de la aceleración inflacionaria. A partir de ese momento, el mapa económico que había trazado el Palacio de Hacienda -que de por sí ya se encuentra subordinado al acuerdo firmado con el Fondo Monetario- volvió a quedar bajo sospecha.

Sin ir más lejos, el propio Nicolás Dujovne había prometido una reactivación «lenta pero sostenida» durante una veraniega reunión de Gabinete. Eran tiempos donde lucía posible una rebaja gradual de la tasa de interés en medio de la calma cambiaria.

«Realmente somos optimistas porque esto va a dar algunas señales y ya las hay en materia de reactivación económica», había sugerido el vicejefe de Gabinete, Andrés Ibarra, durante la conferencia de prensa posterior.

El monitor de la crisis

La percepción que ganó espacio en Wall Street es que el Gobierno no logra encauzar la situación económica. Y que, en ese contexto, más allá de lo que digan las encuestas, a Macri se le hará muy complicado lograr la reelección.

Por eso mismo, los financistas ponen especial atención en algunas variables -algunas económicas, otras financieras y otras de orden políticas- para armarse un cuadro de situación, al que consideran extremadamente difícil de ordenar.

«La trama electoral está abierta. Cualquiera puede ganar; y todavía restan varios meses por delante. La incertidumbre es enemiga de los negocios», resume otro de los economistas que aceptan el diálogo con iProfesional a condición de mantener el anonimato.

Esos profesionales tienen a mano distintas variables a las que consideran críticas a la hora de monitorear el escenario con el que se va configurando la contienda preelectoral.

Algunas de esas alertas son: evolución de los plazos fijos en los bancos; la magnitud de los «roll over» de las Letes que van venciendo; las licitaciones diarias de Leliq y las tasas resultantes; y la demanda de liquidez de los bancos.

También existe una demanda por las encuestas. La Casa Rosada lo sabe y los funcionarios están muy activos acercando a los bancos y fondos de inversión aquellas que dan ganador a Macri. En rigor de verdad, son la gran mayoría. En las últimas semanas hubo una sola que se diferenció: un trabajo de Julio Aurelio, que dio triunfadora a Cristina por un par de puntos en el balotaje. Es decir, dentro del margen de error que tiene cualquier investigación pública.

No obstante, los analistas suelen consultar asiduamente los sondeos cualitativos. Aquellos trabajos que no miden resultados electorales sino que van a la percepción de la crisis por parte de la sociedad. Cuánto malhumor hay a causa de la crisis, por ejemplo.

Párrafo aparte merece el índice de «riesgo país», que otra vez se ha instalado como el termómetro en tiempo real con la que cuentan los operadores para tomar decisiones. La renovada tónica alcista de ese índice (en línea con lo que valen los seguros contra default) funciona como una alarma.

La suba del riesgo país (o de los seguros) indica que en el mercado existe un exceso de oferta de papeles de la deuda argentina. Y que esos bonos pierden valor. De hecho, el Bonar con vencimiento en 2028 (en dólares) volvió a mostrar un rendimiento por encima del 10% -este miércoles en 10,7% anual-, con lo cual quedaba a la vista el mayor repudio de los inversores hacia los papeles locales.

Entre las otras variables que se monitorean, la evolución de los depósitos aparece como la más crítica. Se trata de uno de los indicadores más sensibles de la crisis. De hecho, desde los bancos siguen de cerca la perfomance de los plazos fijos.

En las últimas cuatro semanas, el stock de plazos fijos se expandió apenas el 0,8%. Ese nivel, en términos reales, implica una caída. Hay que tener en cuenta que, para empardar el rendimiento, el stock debería expandirse a razón del 3% mensual.

Este retroceso (real) significa que una masa de depósitos salió de los bancos para ir a comprar dólares. En otras palabras, podría haber comenzado la dolarización de los ahorros de los argentinos.

Desde que el Banco Central estabilizó el mercado cambiario -a comienzos de octubre último-, los plazos fijos crecieron en unos u$s9.000 millones ($360.000 millones). Para algunos economistas, entre los que figura Martín Redrado, ese monto resulta suficiente para provocar un cimbronazo.

Es la política…

El plano político tampoco juega a favor del Gobierno. En las últimas horas, la Unión Cívica Radical, socia clave de Macri en la alianza Cambiemos, hizo pública su presión para que el Gobierno deje de lado las actualizaciones ya anunciadas en las tarifas de los servicios públicos.

Algunos de los máximos dirigentes de la UCR interpretan que esa estrategia es «antielectoral», porque le acorta las chances de triunfo a Macri y a los gobernadores oficialistas.

En línea con esta visión, algunos de los mandatarios provinciales han decidido un adelantamiento de las elecciones a gobernadores e intendentes. Ya se anunció en Mendoza y en Jujuy, donde manda Cambiemos.

Este despegue de la UCR fue interpretado como un mal dato político en miras de las próximas elecciones. «Lo dejan solo a Macri. Y eso es por algo: lo ven con chances reales de perder. Y si los propios socios desconfían, ¿por qué motivo no deberíamos hacerlo nosotros?», razonan con total lógica desde un banco estadounidense,

«Macri está débil. Tal vez más de lo que nosotros mismos estamos viendo», dice otro de los analistas consultados.

Con un mercado financiero complicado, cada variable que se mueve en el tenso marco preelectoral de la Argentina puede transformarse en una alarma para los que miran desde afuera.

Fuente: Iprofesional