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El porqué del mal momento de las Pymes

Lamentablemente, las Pymes están en su peor momento y siguiendo por este camino la situación no va a mejorar.

Por un lado, se registra una caída abrupta en las ventas, las tasas de interés son inalcanzables, la presión fiscal es muy alta, las tarifas son impagables y el «impuesto inflacionario» sigue martillando sobre las pequeñas y medianas empresas y las economías regionales. Por el otro, existe una competencia desleal de productos importados que va creciendo y les quita fuentes de trabajo a los argentinos.

El acuerdo con el FMI prevé un empeoramiento de la situación, por lo que se requiere una revisión drástica del modelo. Si bien es loable la preocupación de gobiernos provinciales que han lanzado algunos créditos especiales para favorecer a las Pymes y estimular el consumo, lo cierto es que esas medidas tienen una incidencia muy escasa. Después de tantos años de experiencia en este tipo de coyunturas, la verdad es que nada reemplaza al estímulo a la producción y a la productividad.

En ese marco, es necesario insistir en la necesidad de promover un modelo desarrollista que defienda a los intereses de los empresarios argentinos y muy especialmente a los pequeños y medianos industriales, comerciantes y productores agropecuarios. Así, cobra mayor valor la necesidad de federaciones fuertes y firmes que les permitan canalizar sus reclamos.

Ese fue el espíritu que nos impulsó en las últimas décadas al frente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en defensa del empresariado más débil y contra las importaciones indiscriminadas, la apertura de grandes cadenas de supermercados y otras medidas que buscaban beneficiar a sectores económicos poderosos.

En dos décadas, la CAME pasó de funcionar en pocos metros cuadrados y con sólo cuatro empleados, a dividir sus áreas de trabajo en sectores específicos como Industria, Economías Regionales, Turismo, Mujeres y Jóvenes, entre otras ramas.
Momentos clave a lo largo de las últimas décadas:

– Se pudo hacer bajar del 10% al 5% y del 5% al 2% las comisiones en las tarjetas de crédito. El beneficio alcanzó a las tarjetas de débito. Con esa medida más de un millón de comerciantes se ahorran hasta 8 puntos en las ventas a crédito: Las ventas de los comercios alcanzan los $1,5 billones anuales, por lo que son millones de pesos de ahorro.

– Se logró excluír a las Pymes de la Ley de Abastecimiento

– Se creó el Instituto Argentino de Capacitación Profesional y Tecnológica para el Comercio (Inacap), que le reporta actualmente a CAME y sus entidades millones de pesos mensuales. El aporte obliga a pagar a los no asociados, quienes en general son casi el 80% de los aportantes, los que ahora sí contribuyen a la defensa de las Pymes. Así también, con el aporte de las grandes empresas se financian las pequeñas cámaras;

– Se creó una obra social fuerte. Pese a que permanentemente la entidad cuestionó e impulsó marchas contra la política económica de Cavallo, el presidente Menem accedió a mi pedido y dispuso el acceso a una pequeña obra social de 2.000 afiliados, que luego se convirtió en Osdepym, un modelo de 100.000 afiliados y 350.000 beneficiarios, con 4.000 metros cuadrados y 500 empleados. Hoy lamentablemente, está ilegalmente intervenida por un Administrador Provisorio designado por la Superintendencia de Servicios de Salud;

– Se salvó de la quiebra dos veces al Instituto Asegurador Mercantil (IAM), una compañía de seguros, cuya propiedad es compartida entre CAME y la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys).

FUENTE: Cronista